sábado, 26 de febrero de 2011

Despedida

Es de mañana, y estoy en la sala de estar de una casa, desconocida para mí, pero familiar para mi amiga C, que está ahí conmigo. Estamos sentadas en un sillón grande, perpendicular a una ventana por la que entra el sol. Tengo pena, tengo un nudo en la garganta. Amo estar con mi amiga, y sé que se va a ir de viaje de nuevo. Su visita a Chile es breve, y me cuenta que está preparando todo para irse a Maryland (ahora, en la vida real, ella está en Canadá). La veo contenta con este viaje, asumida de su vida nómade, un rato allá, un rato acá. Pero yo tengo tristeza. Quisiera estar tranquila con ella un rato para conversar largo y tendido, pero a cada rato aparece mi tía para interrumpirnos. Me molesta, siento que su intromisión es intencional. Trato de quedarme con C. todo el más rato que puedo, pero la despedida es inminente. Ella sonríe divertida de mi pena, no con burla, sino tratando de que yo me ría, reírnos de mi emotividad. Puedo sonreírle.... pero por dentro me duele una gran certeza, una que sé, ni ella ni nadie podrá entenderla a cabalidad. Me siento tremendamente sola, y su viaje representa para mí un recordatorio, de que tarde o temprano, todos de algún modo se van, así como yo también me he ido. La abrazo fuerte, con ganas de que mis brazos sean cadenas, pero sé que mi cariño debe partir por dejarla irse. Y lloro, lloro amargamente, tanto, que despierto con los ojos mojados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario